La decepción de un concierto redondo
Los cuatro componentes de esta pandilla que fuimos a ver a Enrique Bunbury al Parque Torre Ramona lo hacíamos albergando distintas esperanzas del resultado. Por mi parte, volver a disfrutar de un recital bunburiano y, si iba acompañado del Freakshow, pues mucho mejor. Chevi, Trallero y Tito, más por el espectáculo freakie que por el componente musical, aunque Tito ya disfruta bastante de sus composiciones.
Todos salimos algo decepcionados. Ni Freakshow, ni freakies, ni elementos del mundo del circo, ni acompañantes musicales en el escenario Nada de eso. Sólo una carpa con el nuevo logotipo de movistar apareciendo por todas partes. Como sigo manteniendo, el patrocinio de esta telefonía fue la causante tanto de la ausencia del freakie espectáculo como del encarecimiento excesivo de la entrada. Ver un concierto normal de Bunbury todavía no es tan caro, ni espero que lo sea nunca.
Pero todo esto no quiere decir que no lo pasáramos bien. Todo lo contrario. Tras encontrar y aparcar justo detrás de la carpa, gracias a un sentido de la orientación fuera de lo común, calmamos nuestra sed con unas cañejas antes de entrar al recinto. Ya dentro, seguimos tomando alguna mientras esperábamos el inicio y saludábamos a algún oscense o saputo que nos encontramos. Por cierto, los precios dentro de la carpa, también abusivos.
Para cuando cayó el telón y sonó El club de los imposibles, la tontera que llevábamos por las cervecitas ingeridas comenzaba a notarse. Siguieron La señorita hermafrodita, Que no sepa tu mano izquierda lo que hace la derecha, Lo que queda por vivir y la fantástica Anidando liendres, a la cual le tenía muchas ganas. Hizo un breve paréntesis con Desmejorado de Bushido para dejar paso a Salomé. Pieza ésta celebrada por Chevi y Trallero, dado su desconocimiento de las anteriores.
A partir de aquí, los temas fueron algo más conocidos, aunque Trallero ya había adquirido el papel de dinamitador del evento con sus continuas alusiones a Míkel Erentxun. Para desternillarse eran los cánticos de reconocimiento al artista zaragozano por parte de nuestros asepeyos. Al gritar todos ¡Enrique!,¡Enrique!, estos dos decían ¡Felipe!,¡Felipe!, con la consiguiente extrañeza de los que nos rodeaban.
Los temas algo más conocidos que he comentado antes fueron Que tengas suertecita, Los restos del Naufragio, Apuesta por el rock n´roll, Lady blue, Sí o Alicia, para hacer el primer alto en el camino con una apoteósica Iberia sumergida.
Tres apariciones más hizo. En ellas desgranó buenísimos temas como la coreada El viento a favor, la preciosa El rescate, el vals de Y al final, Sácame de aquí, la potente versión de El jinete o la triste Canto (el mismo dolor). En su último adiós, se marcó un tango de algún maestro de esta disciplina, con lo que cerró dos horas de redondo recital.
En la tumultuosa salida de la carpa, nos quedamos en un espacio destinado a dj´s que animaron el ambiente hasta las 0´00 horas que la cerraban. Este espacio fue el único complemento diferente a un simple concierto bajo una carpa. Pues bien, allí ya vimos que las cervezas nos habían afectado definitivamente. A un Trallero lanzado no le iba a la zaga el resto de la expedición. Es decir, que dimos el espectáculo una vez más, sin importar el lugar ni el tiempo. Todo culminó fuera de la carpa con dos grandes capazos. Por un lado, con unas muchachas de la ciudad de la Expo que Roberto conoció; y con una pareja de Santolarieta que conocían a la novia del hermano del Chevi, entre otros.
La vuelta al coche, para regresar a Huesca, a través de un parquecillo con columpios (imagínense lo que pasó) cerró una nueva etapa del Pel On Tour.
0 Comments:
Publicar un comentario
<< Home