UNA RAPSODIA BOHEMIA
PEL ON TOUR´05: “WE WILL ROCK YOU”, El musical de QUEEN, 18 de Junio, Teatro Principal de Zaragoza
Al final, diez personas asistimos a la representación musical basada en el repertorio de Queen. A Chevi, Asesio, Tito, Jeans, Trallero y un servidor, se nos unieron Diana y su novio, más Laura y su hermano pequeño. La ausencia a última hora de Andrés y Lidia, totalmente entendible, no pudimos suplirla pese a los intentos. El último partido de Fútbol sala de esta denigrante temporada nos fastidió la posibilidad de ir holgados de tiempo. Tras aparcar los coches, cenamos unos bocatas en un bar de al lado del Teatro. Allí, el camarero y Asesio no acabaron de comprenderse mucho. La casualidad fue ver la llegada al bar de una despedida de soltero de Almudévar.
Con el tiempo justo llegamos al Teatro. Nos colocamos en nuestras butacas con rapidez y procedimos a disfrutar del espectáculo. Laura y yo, ya lo presenciamos en Madrid. No varía casi nada salvo elementos del diálogo, que se adecuan al tiempo presente (por ejemplo, la imitación del Neng de Castefa).
Creo que todos salimos satisfechos de lo que habíamos visto. El hilo argumental, los actores y sus voces, los diálogos cortos y sencillos… pero, por encima de todo, las canciones. A pesar de algunos desajustes en el volumen del sonido, las canciones que suenan son extraordinarias. Un legado de Freddie y cía. que perdurarán durante varias generaciones más. Sería muy largo citarlas todas ahora ya que son más de 20. Yo, personalmente, me quedo con las oídas tras el receso que hubo (“One vision”, “Hammer to fall” o “Another one bites the dust”). Tito, por ejemplo, disfrutó con “Under pressure”. Pero, de todas las escuchadas, y es una opinión muy subjetiva, prevalece la genial “Bohemian Rahpsody”. Entre las grandes de la Historia. Incluso por encima de la que da nombre al musical, que ni mucho menos la bordaron.
El final, al igual que en Madrid, con el teatro de pie y ovacionando atronadoramente a los intérpretes. Al salir del Teatro, casi la totalidad de oscenses volvieron a la patria. Otros nos quedamos en Zaragoza. Ambos dos grupos (en mayor o menor número) disfrutaron de la noche en ciudades distintas.
Tras conocer la versión littlefrank de la noche, reproduzco la opinión más profesional aparecida en el Heraldo:
# “Uno, que no es precisamente un entusiasta de los musicales, acudía al Teatro Principal con cierta prevención. Cierto que las canciones de Queen como materia prima del espectáculo parecen garantía suficiente de unos mínimos de interés, siempre y cuando no fueran masacradas, pero quedaba la duda. Y, bueno, hay que reconocer que “We will rock you” no está nada mal. No se trata de un espectáculo rompedor, pues se ajusta a las convenciones del género (que son muchas, para bien o para mal), pero resulta entretenido y está resuelto con profesionalidad; sin grandes alardes escenográficos pero con una acertada luminotecnia, una buena bada de músicos (entre ellos Chema Pérez, ex batería de Los Enemigos) y un elenco de actores-cantantes que cumplen eficazmente con su cometido.
El argumento parte de una premisa que algunos agoreros catastrofistas ya vaticinan en la actualidad: en un tiempo futuro, la música -o más bien la creación musical- y los instrumentos habrán desaparecido de la faz de la Tierra y los jóvenes consumirán música diseñada en laboratorios gubernamentales para consumo masivo y homogeneizador. Pero circula una leyenda que habla de un redentor que encontrará una oculta reliquia (una guitarra eléctrica, claro) y logrará que el espíritu del rock and roll vuelva a la vida. Con ese planteamiento, los adaptadores al español del libreto original han hecho un buen trabajo, pues se suceden los guiños al pop nacional, se lanzan algunas pullas a “Operación triunfo” como uno de los factores desencadenantes de la desaparición de la creatividad musical, el héroe protagonista habla con frases extraídas de canciones conocidas por todos e incluso uno de los “Bohemios”-el grupo de resistentes- habla como el Neng de Buenafuente.
Otro de los aspectos a priori más delicados, la adaptación al español de las canciones de Queen, se salva más o menos bien; a los fans de Freddy Mercury tal vez les chirríe un poco escuchar “I want to to break free”o “Radio gaga” en lengua cervantina, pero en general se ha solventado la papeleta con dignidad. Destacan también algunos hallazgos humorísticos: Los nombres de los personajes de la resistencia son los de estrellas actuales que permiten juegos cómicos y guiños cómplices que los espectadores reconocen con amplias risas. Y hay otro factor que contribuye a la buena marcha de la obra: Muchas canciones de Mercury tenían muchos ingredientes teatrales, de comedia musical. El público, desde luego, ovacionó largamente es espectáculo.”#
Al final, diez personas asistimos a la representación musical basada en el repertorio de Queen. A Chevi, Asesio, Tito, Jeans, Trallero y un servidor, se nos unieron Diana y su novio, más Laura y su hermano pequeño. La ausencia a última hora de Andrés y Lidia, totalmente entendible, no pudimos suplirla pese a los intentos. El último partido de Fútbol sala de esta denigrante temporada nos fastidió la posibilidad de ir holgados de tiempo. Tras aparcar los coches, cenamos unos bocatas en un bar de al lado del Teatro. Allí, el camarero y Asesio no acabaron de comprenderse mucho. La casualidad fue ver la llegada al bar de una despedida de soltero de Almudévar.
Con el tiempo justo llegamos al Teatro. Nos colocamos en nuestras butacas con rapidez y procedimos a disfrutar del espectáculo. Laura y yo, ya lo presenciamos en Madrid. No varía casi nada salvo elementos del diálogo, que se adecuan al tiempo presente (por ejemplo, la imitación del Neng de Castefa).
Creo que todos salimos satisfechos de lo que habíamos visto. El hilo argumental, los actores y sus voces, los diálogos cortos y sencillos… pero, por encima de todo, las canciones. A pesar de algunos desajustes en el volumen del sonido, las canciones que suenan son extraordinarias. Un legado de Freddie y cía. que perdurarán durante varias generaciones más. Sería muy largo citarlas todas ahora ya que son más de 20. Yo, personalmente, me quedo con las oídas tras el receso que hubo (“One vision”, “Hammer to fall” o “Another one bites the dust”). Tito, por ejemplo, disfrutó con “Under pressure”. Pero, de todas las escuchadas, y es una opinión muy subjetiva, prevalece la genial “Bohemian Rahpsody”. Entre las grandes de la Historia. Incluso por encima de la que da nombre al musical, que ni mucho menos la bordaron.
El final, al igual que en Madrid, con el teatro de pie y ovacionando atronadoramente a los intérpretes. Al salir del Teatro, casi la totalidad de oscenses volvieron a la patria. Otros nos quedamos en Zaragoza. Ambos dos grupos (en mayor o menor número) disfrutaron de la noche en ciudades distintas.
Tras conocer la versión littlefrank de la noche, reproduzco la opinión más profesional aparecida en el Heraldo:
# “Uno, que no es precisamente un entusiasta de los musicales, acudía al Teatro Principal con cierta prevención. Cierto que las canciones de Queen como materia prima del espectáculo parecen garantía suficiente de unos mínimos de interés, siempre y cuando no fueran masacradas, pero quedaba la duda. Y, bueno, hay que reconocer que “We will rock you” no está nada mal. No se trata de un espectáculo rompedor, pues se ajusta a las convenciones del género (que son muchas, para bien o para mal), pero resulta entretenido y está resuelto con profesionalidad; sin grandes alardes escenográficos pero con una acertada luminotecnia, una buena bada de músicos (entre ellos Chema Pérez, ex batería de Los Enemigos) y un elenco de actores-cantantes que cumplen eficazmente con su cometido.
El argumento parte de una premisa que algunos agoreros catastrofistas ya vaticinan en la actualidad: en un tiempo futuro, la música -o más bien la creación musical- y los instrumentos habrán desaparecido de la faz de la Tierra y los jóvenes consumirán música diseñada en laboratorios gubernamentales para consumo masivo y homogeneizador. Pero circula una leyenda que habla de un redentor que encontrará una oculta reliquia (una guitarra eléctrica, claro) y logrará que el espíritu del rock and roll vuelva a la vida. Con ese planteamiento, los adaptadores al español del libreto original han hecho un buen trabajo, pues se suceden los guiños al pop nacional, se lanzan algunas pullas a “Operación triunfo” como uno de los factores desencadenantes de la desaparición de la creatividad musical, el héroe protagonista habla con frases extraídas de canciones conocidas por todos e incluso uno de los “Bohemios”-el grupo de resistentes- habla como el Neng de Buenafuente.
Otro de los aspectos a priori más delicados, la adaptación al español de las canciones de Queen, se salva más o menos bien; a los fans de Freddy Mercury tal vez les chirríe un poco escuchar “I want to to break free”o “Radio gaga” en lengua cervantina, pero en general se ha solventado la papeleta con dignidad. Destacan también algunos hallazgos humorísticos: Los nombres de los personajes de la resistencia son los de estrellas actuales que permiten juegos cómicos y guiños cómplices que los espectadores reconocen con amplias risas. Y hay otro factor que contribuye a la buena marcha de la obra: Muchas canciones de Mercury tenían muchos ingredientes teatrales, de comedia musical. El público, desde luego, ovacionó largamente es espectáculo.”#
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