littlefrank

jueves, febrero 03, 2005

DOS POLÉMICAS

En los últimos tiempos, y con ello también me refiero al pasado 2004, dos han sido las turbulencias sociales que han afectado a nuestra ciudad y que han sido objeto de comentarios. Ambos dos con una raíz histórica no siempre conocida.

La primera de ellas y más actual tiene por objeto un controvertido cartel anunciador del próximo Carnaval. La Iglesia católica ha intervenido para condenar este cartel, por considerarlo ofensivo. A mi entender esta institución vuelve a demostrar un anquilosamiento y una falta de memoria histórica que la deja en evidencia.

Desde hace muchos siglos, concretamente desde época medieval, la fecha y celebración del Carnaval significaba la ruptura con todo aquel poder que regía la vida del pueblo llano durante el resto del año. Significaba el dar la vuelta a lo establecido, la sátira y la burla, el desmadre generalizado sin la sombra del castigo en el cogote. Por esto mismo, el pueblo la esperaba con impaciencia para no tener que rendir cuentas a guardias, políticos y eclesiásticos, aunque solo fuera por una jornada.
Bien es cierto que, ahora, en el siglo XXI, se ha desvirtuado el sentido histórico del Carnaval, pero pienso que ese cartel es un buen instrumento para recordarlo y saber de donde viene lo que celebramos.

La otra polémica está ya algo lejos pero merece ser nombrada por los comentarios que desató y porque puede reaparecer en cualquier momento. No es otra que el posible cambio de nuestro escudo que me llevó a plantearme dos posturas de acercamiento hacia la misma:
La primera es la interrogante que dirigiría tanto a la comunidad musulmana aragonesa como al Gobierno de Aragón: “¿De verdad no tienen problemas más importantes y serios en sus respectivos ámbitos que el de cambiar el escudo de Aragón?" Yo no me lo creo y pienso que todos encontraríamos problemas más importantes si nos pusiéramos en sus lugares.

La segunda postura estaría más relacionada con la Historia. Desconozco de qué lado partió la iniciativa de la anulación de las 4 cabezas de moros presentes en el escudo. Lo que sí sé es que para la comunidad musulmana de Aragón les resulta ofensivas, insultantes y con posibilidad de derivar en un acto violento hacia su pueblo.
Y yo me pregunto: ¿por qué sólo ese cuartel del escudo en el que salen las cabezas y no otros dos cuarteles que también tienen que ver con actos violentos contra musulmanes? Porque tanto el árbol de Sobrarbe como la Cruz blanca de Iñigo Arista aparecieron en un contexto de belicismo contra el dominio musulmán. Por el mismo razonamiento esos dos cuarteles deberían ser tomados como ofensivos y violentos, y estar sujetos a una revisión y al debate que se ha abierto. Pero parece que de estos dos se han olvidado.

Nuestro escudo se sirvió de hechos históricos, de mayor o menor rigor, de la época medieval, concretamente de la “Reconquista”, hasta que se constituyó como lo vemos hoy en 1499. Esa “Reconquista” sabemos que muy diplomática no fue. La palabra fue sustituida por batallas de las que salieron victoriosos los cristianos y derrotados los musulmanes. Y esas victorias se convirtieron para el pueblo en hitos históricos que recordar, siendo establecidos como símbolos en un escudo. Esta circunstancia ocurrió en Aragón como seguro ha pasado en cualquier otra parte del mundo. Son circunstancias normales e incluso comunes a todos los pueblos del mundo, que pasan a formar parte de la historia de cada comunidad. Esta Historia particular de cada pueblo tiene sus hitos positivos y tiene los negativos. Que en el escudo de Aragón hay señales negativas para la historia de los musulmanes es verdad, pero da la casualidad de que son señales de nuestra identidad y no una forma de crear violencia barata. Aún más, creo que ellos deberían ver en esas cabezas uno de esos pasajes negativos de los que hablo, pero que también e inexorablemente forman parte de su historia. Los árabes dominaron esta tierra durante 500 años con brillantez pero, es ley de vida, todo imperio, todo reino tiene sus momentos álgidos y sus momentos bajos. Esas cuatro cabezas significan los bajos.

La Historia es así para bien y para mal. Espero que no haya un cambio en nuestro escudo por respeto a esa Historia nuestra, de la que fue y debe ser partícipe la comunidad musulmana aragonesa. Esas 4 cabezas no deben verse como una ofensa sino todo lo contrario, como una señal para no llegar a esos extremos bélicos pasados y para afianzar una integración y una mejor relación entre ciudadanos, como también ocurrió en época medieval. No olvidemos que ellos también son los aragoneses del Siglo XXI.