APOSTANDO APOSTANDO

Gilbert Arenas, escolta y gran estrella de los Washington Wizards, es una persona tan peculiar que su forma de vida y las cosas que hace ya son conocidas con varios apelativos, como por ejemplo 'Gilbertology', 'la Galaxia Gilbert' y similares. Si a este portento de la naturaleza se le une en el equipo otro conocido excéntrico como DeShawn Stevenson está claro que tarde o temprano van a suceder cosas insólitas. Así ocurrió en un entrenamiento del conjunto de Washington a principios de este mes de febrero. Arenas, que es el segundo máximo anotador de la NBA con un promedio de 29,4 puntos por encuentro, llevaba tiempo jactándose de que le había ganado una apuesta a su también compañero de vestuario Roger Mason encestando 82 triples de 100 intentos desde la línea de tres de la NCAA por 81 de su rival. Mason explicó al rotativo Washington Post, no obstante, que él tiró vestido de calle y con zapatos y que en condiciones normales metía unos 90 tiros de esos.

Arenas, sin embargo, estaba tan ufano de su proeza que se lo recordaba cada día e incluso llegó a explicarlo con pelos y señales en su blog personal, asegurando que Mason tendría que practicar mucho en el futuro si quería ganarle. Llegó a ponerse tan pesado que DeShawn Stevenson le retó a un concurso de 100 triples para callarle por fin la boca. Arenas aceptó, pero añadió un reto: él tiraría a una mano, sin usar la otra para nada. La cantidad en disputa: 20.000 dólares.
Con todos sus compañeros de equipo presentes y tirando a una mano, la gran estrella de los Wizards metió 73 de sus 100 lanzamientos, algo realmente impresionante si se tiene en cuenta que además algunos los lanzó para vacilar incluso mucho más allá de la línea y que Stevenson comenzó a hacer algunas payasadas para distraerle. Cuando le tocó el turno, Stevenson comenzó metiéndolo todo y entonces Arenas comenzó a molestar a su compañero para provocar sus errores en el tiro. La cosa fue a más, con Arenas bailando, tirándose por el suelo, amagando con ponerle un tapón a su rival, darle un cabezazo, hablándole... Al final, Stevenson erró uno de sus últimos tiros y mientras Arenas lo celebraba arrastrándose por el suelo el pobre DeShawn subía las escaleras camino del vestuario con cara de muy pocos amigos.